11 octubre, 2006

Entrevista a Eduardo Galeano

Quilombos, Santuarios de Libertad
Por Piter

Café de por medio, en un barcito en Montevideo, Eduardo Galeano comparte con nuestro corresponsal alguna de sus reflexiones sobre de la historia de la lucha y la resistencia negra, del racismo que aun sobrevive y de los dioses que quedaron en el mar.

Q! -En las historias que rescatás de América están los negros...
G -Claro, yo creo que somos un arcoiris, la condición humana es un arcoiris espléndido que tiene mas colores que los colores del arcoiris del cielo. Es un arcoiris terrestre, carnal, espléndido, multicolor. Y el racismo nos impide verlo en toda su hermosura. Los negros han sido como los indios y como otros también en el mundo, víctimas de esa negación, que se multiplicó cuando fueron convertidos en cosas a partir de la esclavitud masiva, cuando Europa resucita la esclavitud grecorromana hereditaria, donde el hijo del esclavo nace esclavo para proporcionar mano de obra gratuita a las plantaciones coloniales y a las minas en América. Los negros son víctimas en la articulación de América en el mercado mundial. América produce, genera, brinda productos que requieran esa mano de obra que África brindó. Millones y millones de gente, jóvenes cazados como fieras, arrancados de sus tierras y vendidos como cosas.
Q! -Y así mismo ellos en América gestaron sus quilombos.
G -Sí, es una historia que esta por escribirse. Hay algunas cosas, pero pocos registros de esta gran gesta a lo largo de los siglos, de los negros que fueron capaces de construir, de crear en lo hondo de la selva sus santuarios de libertad. Que sobrevivieron a la cacería de los perros, y que fueron más fuertes que el miedo al castigo, por que al esclavo que huía, cuando el amo lo recuperaba, o le cortaba los tendones o las orejas o los ahorcaba lisa y llanamente. Entonces esos hombres y mujeres que fueron más fuertes que el miedo generaban en América sus espacios de libertad que en Brasil se llamaron quilombos. Y fijate vos lo que son las cosas, cómo el racismo se perpetua con el lenguaje, porque quilombo en el lenguaje rioplatense, común en Argentina, Uruguay, sur de Brasil, Paraguay, significa, relajo, caos, desorden, burdel, o sea casa de putas. En esa doble significación, significa casa de putas o relajo, una cosa incomprensible, un lío tremendo, un caos. Caos o puterío es un quilombo. Y quilombo originalmente es de origen africano y sirvió para nombrar los santuarios de libertad de los esclavos en América.
Q! -Esa es la característica del lenguaje hoy.
G -El lenguaje está enfermo siempre de las taras de la sociedad que lo genera. Yo te hablo de una palabra que nace de la más hermosa manera definiendo un espacio de libertad, resulta transfigurada por el lenguaje en sociedades racistas que desprecian a los negros para convertir esa palabra, que es un símbolo de libertad, en un símbolo de caos y de puterio. Y ese es una de las cosas del lenguaje mas reveladoras que conozco, mas significativa.
Q! -¿Ves hoy espacios donde los fugitivos del sistema puedan organizarse libremente?
G -Sí, de algún modo siempre esos espacios se generan. En algunos pocos casos han sobrevivido a lo largo de los siglos, por ejemplo en Cartagena Colombia. Allí sobrevivió uno de estos espacios generados por los esclavos libres que esta ahí todavía y que han conservado esta palabra del lenguaje que habían inventado. Curiosamente un instrumento de opresión como fue la lengua colonial, suponte en el caso del Brasil la lengua portuguesa, en el caso de las colonias españolas la lengua castellana, en el caso de los esclavos del norte la lengua inglesa, la lengua francesa. Ese instrumento de opresión se convertía en una clave de libertad porque permitía que se entendieran los oprimidos entre sí, que venían de lugares diferentes porque en África había y hay numerosos idiomas así como culturas y nosotros no sabemos nada del África. Eso es lo mas revelador de la supervivencia del racismo, de lo que son los negros. Las tierras americanas que del norte al sur han sido tan profundamente marcadas por la presencia africana ignoran una parte fundamental de sus raíces. En toda América somos hijos de muchas madres y eso es una suerte, es una clave de diversidad. Pero es como si fuéramos hijos de la madre europea y de las otras sabemos muy poco. Del pasado indígena, de las fuentes de sabiduría, de las cosas que podrían ayudarnos, en esas culturas negadas, despreciadas.Y del África no sabemos nada mas de lo que nos enseño el profesor Tarzán que nunca estuvo ahí. Fue inventado por un escritor, Edgard Burrows, que era un jubilado de ferrocarril ingles que nunca estuvo en África, él inventó a Tarzán, que además de ser blanco parece que tenia relaciones confusas con la mona chita (se ríe)
Q! -Mucha sangre corrió en la historia de los pueblos africanos que llegaron a América pero también sobrevivieron esencias...
G -Cuando los esclavos fueron trasladados en los buques negreros de África a América millones y millones, no se sabe cuantos, hay todos los cálculos que te puedas imaginar, pero no menos de 10 millones sobrevivieron a la travesía. Algunos dicen muchos más, y muchos millones murieron en la travesía por las pestes y por las condiciones en que viajaban atados uno al lado del otro. Los barcos no necesitaban anunciarse. Desde mucho antes se sabía que se acercaban al puerto por el olor, el olor a podrido, el olor a muerto, que tenían los buques negreros. En esos viajes a través de la mar, no solamente fueron a parar al fondo de las aguas los negros que morían de peste, de hambre o de tristeza, porque muchos murieron de tristeza o se suicidaban ahorcándose con sus propias cadenas, sino que también fueron a parar al fondo del mar muchos de los dioses que esos hombres tratados como cosas traían del África. Sobre todo los dioses de la fecundidad, del trabajo, muy poquitos sobrevivieron a la travesía. Quizás fue una especie de suerte de resistencia inconsciente. Es algo así como que los dioses de la fecundidad iban a ser mas útiles al amo que a ellos, si nos reproducimos y somos fecundos, mejor para el amo y no para nosotros, ni para esos niños que van a ser condenados a desdicha perpetua. Y en cambio sobrevivieron los dioses bravíos, los rebeldes, los revoltosos, los dioses de la pelea, de la pasión, del deseo, los dioses que menos tenían que ver con las obligaciones del trabajo esclavo y más tenían que ver con la dignidad sobreviviente. Con esta porfiada dignidad que sobrevivió a lo que parecía que era una aplanadora irresistible, que se manifestó en un movimiento como estos de los quilombos y en una innumerable cantidad de insurrecciones que hubo en las plantaciones, muchísimas. (escribe en un papelito la palabra 'quilombo', lo subraya dos veces, lo dobla y lo guarda)
Q! -Esta porfiada dignidad negra, indígena, de América, vos la rescatas desde tus dedos al escribirla.
G -Es fundamental que América recupere esa dignidad, pero no como acto de lealtad arqueológica, ni como una invitación al museo, “vamos a entrar al museo de la historia” yo soy un pésimo visitante de los museos me duermo en todos. Es una invitación a la vida, al asombro de la vida, a la electricidad de la vida. Creo que hay voces que vienen del pasado mas remoto que yo digo nuestro, aunque yo no creo en la cosa biológica de que porcentaje de sangre indígena. En los análisis de sangre todas las sangres son iguales, ¿o hay sangre negra en Haití? Creí que era roja siempre, esos disparates del racismo que tenemos incorporados, tan metidos adentro. Yo siento que los nacidos en América o los que han llegado a América aunque no hallan nacido en ella, la han adoptado como tierra propia que la aman porque se sienten queridos por ella. Tenemos un pasado a rescatar, una herencia a rescatar que es la mas remota, esa herencia que es digna de rescate es un buen alimento, un agua de beber, estamos muy sedientos, este es un mundo sediento que deambula por el desierto loco de sed que no sabe donde ir, y esas voces que suenan desde el pasado mas remoto antiguo nos dan un agüita fresca para beber.


Eduardo Galeano es autor de varios libros, traducidos a mas de veinte lenguas, y de una profusa obra periodística. Fue jefe de redacción del semanario Marcha y director del diario Epoca, ambos de Montevideo. Fundó y dirigió la revista Crisis en Buenos Aires. Ha recibido el premio Casa de las Américas en 1975 y 1978, y el premio Aloa, de los editores daneses, en 1993. La trilogía Memoria del Fuego fue premiada por el Ministerio de Cultura de Uruguay y recibió el American Book Award en 1989.


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Trance y Posesión: La Complejidad de una Experiencia

TRANCE Y POSESIÓN: LA COMPLEJIDAD DE UNA EXPERIENCIA
Por Alejandro Frigerio

Los estudios neurofisiológicos de la actividad cerebral durante la experiencia mística (como los que llevan a cabo en la Universidad de Pennsylavania Andrew Newberg y Eugene d’Aquili, ver nota Santas Neuronas!) pueden arrojar resultados prometedores. Pero el hombre -tanto mientras las vive como cuando emerge de estas experiencias- suele ser complejo. Y hay muchas cosas que un escáner no puede detectar. Los antropólogos usan la conveniente etiqueta de estado alterado de conciencia para englobar el estudio de experiencias religiosas particularmente intensas.
En tales casos, el individuo cree entrar en contacto con una realidad diferente de la cotidiana, e interactuar con fuerzas o seres espirituales. Entre los estados alterados más comunes están la meditación (conocida a través del yoga, el budismo zen o sus símiles new age); el trance shamánico (propio de los nativos americanos) y el trance de posesión, típico de culturas africanas y sus derivados afro-americanos. La distinción entre estos ultimos estados radica en que en el primero, el espíritu del shamán (usualmente por medio del uso de técnicas de hiperventilación o la ingesta de alucinógenos) viaja hacia el mundo espiritual, mientras que en el segundo un ser espiritual se introduce en el cuerpo de los miembros del culto.Esta clasificación permite establecer un primer orden dentro de la amplia gama de prácticas, creencias y experiencias religiosas, pero ignora las sutiles variaciones que los practicantes de todas estas religiones distinguen dentro de las mismas. En Buenos Aires, donde las religiones afrobrasileñas se han difundido rápidamente, se pueden apreciar las gradaciones que los practicantes distinguen dentro de comportamientos que para un observador externo resultan idénticos, así como la habitualmente conflictiva evaluación que realizan de éstos. Los umbandistas porteños reconocen tres niveles: Irradiación, encostamiento e incorporación. Para ellos, Irradiación significa que la energía de la entidad está llegando al médium, pero que aún no dirige su cuerpo. El médium puede experimentar sensaciones extrañas en ciertas áreas corporales o puede tener intuiciones especiales, pero está plenamente conciente y tiene control de su cuerpo. Usan la palabra encostamiento para denotar que el espíritu está al lado del médium, tocándolo, y con un control parcial sobre su cuerpo. Esta proximidad puede afectar la conciencia del médium, borrando parte de sus recuerdos. Ambos vocablos denotan una forma de posesión parcial. Por otro lado, los umbandistas locales usan la palabra incorporación para referirse a una posesión completa, en la que -siempre según sus creencias- la entidad ha penetrado el cuerpo del médium y controla todos sus movimientos .Los practicantes distinguen, además, tres grados diferentes de conciencia durante el trance. El médium puede estar conciente de lo que sucede durante el trance; puede estar semi-conciente o puede estar inconciente. En el primer caso, recuerda todo lo que sucedió mientras estaba en trance, en el segundo recuerda sólo ciertas cosas, y en el tercero no recuerda nada.Además de distinguir entre niveles de trance y de conciencia durante el mismo, no todos los umbandistas evalúan un determinado trance de la misma manera. Dado que para ellos quien incorpora un ser espiritual puede ayudar a quienes lo consultan a resolver problemas personales de toda índole, resulta imperativo que el grupo religioso valide el trance de posesión de cada médium. Se produce así una construcción social del trance, ya que además de lo que el individuo sienta o experimente -y de los mecanismos biológicos que intervienen en esta experiencia- es el grupo religioso el que debe validar que la suya es una posesión total y no parcial y que en ella interviene el espíritu correcto -y no otro de menor jerarquía espiritual-. Estudios realizados en varios países de América y de Africa muestran que estas distinciones y desvelos son comunes a quienes practican religiones mediúmnicas.


Primera publicación: En revista “Descubrir”, Año 8 N° 86, Buenos Aires, Argentina, Setiembre de 1998.
Fuente original en la web: www.dios.com.ar
© Alejandro Frigerio (1998).

Esclavos Africanos en América

Se podría decir que América tiene una deuda con África por el retroceso civilizatorio que le produjo la esclavitud con destino a nuestras costas. Se estima que desembarcaron en las mismas no menos de diez millones de “Piezas de Ébano”, lo que implica una sangría de unos sesenta millones de seres humanos, en base al cálculo de que por seis victimas de este tráfico sólo llegaba una con vida al puerto en que era subastada. Para varios autores, elevar a veinte millones la cifra de los esclavos introducidos en América no es una exageración, en cuyo caso el costo total de la sangría excedería las cien millones de personas. Para entender lo que esto significaba entonces en términos demográficos, bastaría el dato de que al comenzar el siglo XIX, Buenos Aires tenía una población de apenas cincuenta mil habitantes.
Si bien a los esclavistas sólo les interesaba sus brazos, no pudieron impedir el desembarco e irradiación de un abigarrado mosaico de culturas, resultado de la misma diversidad étnica de esta población transplantada. Tal es el origen de lo que, especialmente en el ámbito del Río de la Plata, se dieron en llamar “Naciones”. A pesar de la interculturación que se operó entre los diversos grupos en las plantaciones, los cultos afroamericanos que al final de este proceso se consolidaron no perdieron en América Latina (aunque sí en casi todo Estados Unidos) un anclaje en determinadas culturas de la costa occidental del África, entre las que se destacan la Yorubá de Nigeria (“Nagô” para los brasileros, y “Lucumí” para los cubanos), y la Fon del actual Benín (“Gêge” en Brasil, y “Arará” en Cuba). […]
[…] En otro aspecto de nuestra deuda con África es la escasez de estudios sobre la historia social y cultural de estas poblaciones transplantadas, lo que se hace muy notoria si lo comparamos, por ejemplo, con los referentes a los grupos indígenas. A pesar de los importantes estudios que se realizaron, queda mucho por investigar respecto a esta fuente imprescindible de nuestra cultura mestiza, y aún más por reconocer, por legitimar. […]
[…] Hoy en los pueblos negros se debate un duro dilema: la asimilación total a la cultura dominante por deculturación progresiva, o la recuperación de su cultura y su historia. […]

Extraído del libro "El Candombe", de Rubén Carámbula. Ediciones Del Sol.